BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL ASESINATO DE JOHN LENNON


CHAPTER 27
2007
Dirección: J.P. Schaefer
GuiónJ.P. Schaefer
MúsicaAnthony Marinelli
FotografíaTom Richmond
RepartoJared Leto, Lindsay Lohan, Judah Friedlander, Mark Lindsay Chapman, Matthew Humphreys, Ursula Abbott
Premios:
Género: Intriga, Drama Social, Biografía
Localizaciones: Upper West Side (The Dakota, 72nd Street and Central Park West)
Central Park
SinopsisA finales de septiembre de 1980 Mark Chapman, cuyos transtornos mentales le convierten en una persona absolutamente inestable, llega a Nueva York con la idea de asesinar a John Lennon... "Chapter 27" es un polémico filme, estrenado en Cannes, acusado por fans de The Beatles de ensalzar la figura del asesino de Lennon. 

Crítica:
Marc Chapman, Holden Caulfield y John Lennon

El fenómeno fan es una soberana estupidez. Aquellos que idolatran a los Beatles como si fuesen dioses y que son incapaces de ver más allá del inconmensurable genio de la banda, son los que enterraron esta película en un injusto fracaso comercial y limitaron la distribución de una cinta que no puede ser más respetuosa, más inteligente, e incluso más clínica.

Porque es completamente falso que se trate de excusar a el asesino de John Lennon en Chapter 27. Es más, la cinta se limita a exponer la personalidad y la trastornada mentalidad de un hombre con una fijación especial. Tanto da que sea Lennon o cualquier otro mito de la cultura popular, lo que importa en Chapter 27 es esa descripción, en la que el guión y el director van destapando capas hasta descubrir a la persona tremendamente enferma que había detrás del célebre y odiado asesino.

Pero al hablar de una realidad (la enfermedad mental), no se trata, ni mucho menos, de excusar el horroroso capítulo de la vida de Lennon. La película habla de la mente, habla de cómo una persona débil puede ser influenciada por sus ídolos. En este caso, no sólo Lennon, sino también el escritor J. D. Salinger.

Y así, con una cámara que va acosando paulatinamente al protagonista y que se va acercando cada vez más al interior de las expresiones, descubrimos una fascinante dramaturgia que pone en la boca de Mark Chapman las palabras de Holden Caulfield, el protagonista perdido, también icónico, revelador y en el fondo enfermo y solo, como el propio Chapman, de El Guardián entre el Centeno, para acabar influyendo en el capitulo histórico del mítico músico.

Y por supuesto, Jared Leto, en la interpretación de su vida, no sólo engorda unos quilos, sino que fusiona sus gestos, su tormento, su cuerpo, su voz, a la de esa persona demonizada -con razón- por todos, pero persona al fin y al cabo. Un joven tragado por los iconos de una sociedad y convertido en un paria, en un anormal capaz de destruir lo que más quiere, en un enfermo social sin posible redención. Leto hace un trabajo tan extraordinario que por más que la película sea complicada (en su mensaje, en su ritmo), eleva su caracterización a arte en estado puro, como hizo Salinger al crear a Caufield, o como hacía Lennon con su inolvidable música.

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