BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

martes, 9 de noviembre de 2010

LA ROSA PÚRPURA DEL CAIRO

THE PURPLE ROSE OF CAIRO
1985
Dirección: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Música: Dick Hyman
Fotografía: Gordon Willis
Reparto: Mia Farrow, Jeff Daniels, Danny Aiello, Dianne Wiest, Van Johnson, Irving Metzman, Stephanie Farrow, Zoe Caldwell, John Wood, Milo O'Shea, Edward Herrmann
Premios: Nominada al Oscar: Guión original
2 British Film Academy: Película, guión
BAFTA: Mejor película
Género: Comedia
Localizaciones: Theater District (Times Square)
Sinopsis: Son los tiempos de la Depresión y Cecilia se desloma trabajando como camarera en Nueva Jersey mientras su marido se dedica a hacer el vago. Su única vía de escape es el cine, al que acude una y otra vez para refugiarse de la realidad y soñar con un mundo de champagne, smokings y fiestas elegantes. Una noche, uno de los personajes de su película favorita, La rosa púrpura de El Cairo, se fija en ella y atraviesa la pantalla para conocerla.

Crítica:
Amantes del Séptimo Arte

Como haría muchos años más tarde con la divertidísima Hollywood Ending, en La Rosa Púrpura del Cairo Woody Allen hace una declaración que todos sabemos, pero que no por ello resulta menos emocionante: Woody Allen ama el cine.

A través del personaje de Mia Farrow (que está conmovedora, tierna, carismática y con uno de los mejores papeles de su carrera, con o sin Allen), el realizador viene a expresar que la realidad se le queda corta teniendo en cuenta todo lo que le ofrece la cámara.

Todos aquellos que hayamos crecido mirando historias que nos hacían viajar al espacio, vivir aventuras a lo Indiana Jones, enamorarnos fácilmente, dramáticamente, drásticamente, irreversiblemente, lúdicamente, vivir intrigas de todo tipo, viajar en el tiempo a los hechos históricos más importantes de la humanidad o cualquiera de los sueños que una pantalla – el cine – propone, La Rosa Púrpura del Cairo hará inevitable la identificación con el personaje de Mia Farrow. Ella va al cine para escapar de su gris realidad, de su alienante rutina y de su mísero futuro, y de tanto amor que le tiene a la pantalla, se verá inmersa e invadida por ella, teniendo que elegir entre su realidad, o la de las películas.

A través de tan original argumento, Allen da una de sus grandes obras maestras, divertida, tierna, diferente y sobre todo emocionante. Allen ama el cine, y nosotros lo amamos en parte gracias a artistas como él.

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