BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

UPTOWN

HARLEM


Harlem es normalmente reconocido (más por los turistas que por los neoyorquinos), como el barrio en el que no hay nada que ver, y es más, no es recomendable visitar. Hoy en día, la clásica imagen peligrosa del Harlem puede no ser más que un lejano recuerdo de otras épocas más convulsas, convertido, como Brooklyn, en una zona residencial con las ventajas de no encontrarse en el ajetreado centro de Manhattan, pero muy cerca (teniendo en cuenta el tamaño de la ciudad) del mismo.


Harlem fue originariamente fundado por holandeses, pese a su fama afroamericana, en el siglo XVII. El nombre proviene de una pequeña ciudad cercana a Amsterdam llamada Haarlem. En sus primeros años fue un barrio mayoritariamente residencial, con muchos inmuebles unifamiliares. Más tarde, se quiso transformar el área en residencia de población más burguesa y adinerada, llevando el metro hasta la zona, pero el proyecto no salió adelante, ofreciendo así esas bellas casas a una población de poder adquisitivo mucho menor, formada sobre todo por irlandeses y negros, que en principio convivieron con una considerable población judía que más tarde, después de 1920 se mudaría a otros distritos, convirtiéndose así en uno de los vecindarios con mayor población negra del país.


Después del crack del 29, Harlem se vio devastado a lo largo de varias décadas por conflictos raciales. En plena gran depresión (década de los 30), el rumor de que un joven negro había sido asesinado por robar una navaja, gestó las primeras revueltas; en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial un policía blanco mató a un soldado negro; después de ésta, el barrio se resintió en el empleo y la vivienda, cayendo por los suelos su calidad de vida, sembrado de edificios abandonados y/o tapiados. Hasta finales de los años 70 la tasa de criminalidad había sobrepasado el 30%, que no hacia presagiar la recuperación del Harlem, que no obstante después llegó.


El cine ha plasmado la realidad social del barrio desde diversos ángulos: una de sus caras más crudas aparecía en Precious; desde el punto de vista histórico en Malcom X, el educativo (Música del Corazón), o aquel que dio el caracter en el pasado a Harlem, y que aún hoy sigue vigente, la inmigración (En América).


Hoy en día, pasear por el Harlem supone encontrarse con esas antiguas viviendas, casas brownstones, iglesias donde se puede escuchar cantar el famoso gospel, muchos clubs de jazz (la película Cotton Club transcurría aquí). 


Para hacerse una idea de lo mucho que han cambiado las cosas en Harlem, no hay más que echar un vistazo a las Morningside Heights, uno de los grandes centros intelectuales de Nueva York, que acoge la Columbia University y el Barnard College, escenarios de la película de Barbra Streisand El Amor tiene dos Caras, en la que dos profesores (ella misma y Jeff Bridges) vivían un peculiar romance.


UPPER WEST SIDE

Como Greenwich Village, en la zona sur de Manhattan, el Upper West Side se caracteriza por el modo de vida "a la europea" de este barrio. Famoso por la tranquilidad que ofrece el distrito, así como por su incontable cantidad de terrazas, parques, plazas y mercados, el Upper West Side ofrece así mismo una imagen mucho más informal que la de su homólogo en el oeste de Central Park, el Upper East Side. Como éste, ofrece el privilegio de su localización, delimitado al este por la zona verde más grande de Manhattan (Central Park) y al oeste por Riverside Park; y cerca del corazón de la isla (Midtown).


De surgimiento similar al de la zona oeste (Zona de villas de campo reconvertida en zona residencial de clase alta), en el Upper West Side se encuentran también bellos edificios art decó, aunque algo más bajos que en aquel. 


Al encontrarse cercano a la Columbia University, en el barrio se encuentra mucha población joven y estudiantil, así como profesores de dicha universidad (en la película El Amor tiene dos Caras, de nuevo); o el Lincoln Center, considerado uno de los mayores centros culturales del mundo, construido en los años 50, y visto en su más devastadora realidad en la grandísima Cisne Negro.


En comparación con su homólogo del este, el Upper East Side, este barrio es mucho menos exclusivo que aquel, aunque no por ello menos popular. Las cafeterías, las pequeñas tiendas y los comercios especializados, abundan en este agradable barrio bastante cerrado en si mismo gracias a su prodigiosa localización. La película que mayor definición ha dado a este barrio, y en la que se veían todas estas cosas (además de una encantadora lucha contra los grandes centros comerciales, muy abundantes poco más al sur) ha sido sin lugar a dudas Tienes un e-m@il, ya que a lo largo de la trama de amor entre Tom Hanks y Meg Ryan, asistimos a un recorrido privilegiado por la zona.


Otras habitantes del barrio han sido por ejemplo Jodie Foster en dos de sus filmes (La habitación del Pánico y La extraña que hay en ti), o Mia Farrow en el gran icono del distrito, el Dakota Building en La Semilla del Diablo.


CENTRAL PARK


Central Park nace como consecuencia de la afluencia masiva de inmigrantes que se dio hacia el Siglo XIX. La primera gran oleada procedió de las partes rurales de Irlanda y Alemania debido a las hambrunas masivas que hacían sufrir a Europa. Aquellos inmigrantes que vinieron de estos países se establecieron en la zona del Downtown de Manhattan (los irlandeses en el Lower East Side y los alemanes en el actual East Village - Little Germany-).


Debido a esta nueva población y a el implacable desarrollo urbano, que conllevaba la apertura de nuevos negocios en esa zona, y por consiguiente el nacimiento de Wall Street, quien podía permitírselo se trasladaba hacia el norte de la ciudad, el Uptown, que ofrecía más tranquilidad, espacio y seguridad que el sur. Esto llevó a una importante medida de cara a la Nueva York contemporánea: el plan reticular de 1811, en el que se ordenaba Manhattan hacia el norte, con grandes avenidas numeradas de este a oeste, que cubría todo el terreno llevándose por delante las granjas, prados y villas que allí existían (y que se pueden ver en la película de Scorsese La Edad de la Inocencia). A partir de 1850 toda la isla se urbanizó con velocidad y con el nuevo siglo Manhattan había alcanzado su capacidad total. 


En este nuevo plan, el proyecto de un parque en  el centro de la ciudad adquirió cada vez más fuerza, de cara a que los neoyorquinos tuviesen un espacio abierto y natural para huir de ese desaforado desarrollo urbanístico. En 1957 el arquitecto paisajista Frederick Law olmsted y el arquitecto Calvert Vaux ganaron el concurso nacional para la construcción del parque. Éste mezclaba el modelo europeo con los accidentes naturales del paisaje americano. Las primeras zonas se abrieron al público hacia 1859. 


The New Yorker anunció: "El parque está configurado para satisfacer las necesidades de todo tipo de personas, y, ciertamente, contiene elementos gratificantes para todos los gustos". 



Un siglo y medio después, no parece que la concepción de los neoyorquinos por Central Park haya cambiado mucho. El cine lo suele retratar de manera cariñosa y que resalta su exuberante belleza. Lo podemos ver en comedias como Cuando Harry encontró a Sally o dramas como El Príncipe de las Mareas. Hay lugares que se han repetido en cientos de películas, como el paseo que serpentea The Pond hasta el Hotel Plaza (en Kramer contra Kramer, El Incidente y Vanilla Sky). Uno de los rincones más filmados del parque es la fuente de Bethesda, con su espectacular escalinata, su gran lago y el ángel que los gobierna a todos: en los dos rodajes ficticios de Woody Allen en Desmontando a Harry y Un final made in Hollywood; romántico en Sexo en Nueva York o El Amor tiene dos Caras; epílogo esperanzador de Ángeles en América. Pero los pulmones de Manhattan, como se conoce este espectacular parque, también han visto como era destruido por horrorosas criaturas (en   Monstruoso), o por la propia situación del hombre (zona de cruising y asesinatos en A la Caza; paso de droga en Kids; foco del SIDA en, de nuevo, Ángeles en América; pesadillesco escenario de una psicótica sesión de fotos en Gia... Cualquier género es bueno para resaltar la belleza (o los peligros) de este gran centro verde.


UPPER EAST SIDE


Hablar del Upper East Side es, inevitablemente, hablar del dinero que hay en este barrio. Y no porque haya comercios de lujo, o grandes empresas (que las hay, pero se encuentran en mayor número en otros barrios de Manhattan), sino porque el nivel de vida de aquellos que pueden permitirse vivir en esta zona de la isla es, desde luego, alto. El Upper East Side, al este de Central Park y mirando al río, es uno de los lugares con el precio del metro cuadrado de vivienda más alto del mundo.


El barrio surgió como consecuencia de la urbanización generalizada del Siglo XIX, después de que anteriormente se hubiera caracterizado por ser un lugar de veraneo de los neoyorquinos.


Su posición privilegiada, cerca del Theater Distric y la zona comercial de Midtown Manhattan, así como su cercanía con Central Park, convirtieron al Upper East Side en el lugar predilecto de famosas familias de millonarios (Carnegie, Vanderbilt...) para establecer hoteles y residencias en sus majestuosos edificios, en calles tan conocidas como Park Avenue, la Quinta Avenida o Madison Avenue.


La calidad de los materiales utilizados en éstos, así como su fantástica situación geográfica, llevó a las clases más acomodadas de Nueva York a vivir allí, celebridades como Jaackie Onassis, J.F. Kennedy, Henry Miller, Elia Kazan, Charlie Parker, Barbra Streisand, Paul Newman, Robert Redford, Marilyn Monroe o Woody Allen, al cual, por cierto, se puede escuchar tocando el clarinete en el Carlyle Hotel (35 East 76th St), donde también rodó la divertidísima Hollywood Ending.


En 1920, el New York Times decía del East Side: "Es un collar de perlas: las perlas son los edificios de los multimillonarios, y el hilo, Madison Avenue".


El barrio, como es natural, luce en las películas como ninguno. Sus espectaculares edificios. su pulcra limpieza, la elegancia de sus habitantes, las impresionantes vistas de Central Park que se observan desde las azoteas de la Quinta Avenida... todo es glamour, dinero, y exclusividad. Sus exclusivos y lujosos locales y tiendas también son escenario de muchas películas, como por ejemplo el mítico Copacabana en Uno de los nuestros, o el famoso centro comercial Sotheby's en Rabbit Hole.


Cualquiera de los personajes que aparezca en las películas aquí rodadas guarda relación con este modo de vida, si no porque lo tiene es porque lo quiere. Dos habitantes excepcionales del Upper East Side han situado aquí muchas de sus historias: Woody Allen (mirando a la burguesía con cariño e ironía en Todos dicen I Love You, Manhattan o Celebrity) y Barbra Streisand (en El Príncipe de las Mareas o El Amor tiene Dos Caras).


Otras visiones han dejado claro otro cliché: el dinero no da la felicidad. Eso querían decirnos en, por ejemplo, el inestable matrimonio de Gwyneth Paltrow y Michael Douglas con impresionante apartamento en la zona alta en Crimen Perfecto; en el destino final de los Corleone en la tercera parte de El Padrino; en la burguesa infeliz de Laura Linney en Diario de una Niñera; o en el retorcido triángulo amoroso de Crueles Intenciones, que contemporaniza Las Amistades Peligrosas manteniendo claras las clases sociales (y por supuesto, Merteuil vive en el Upper East Side); el arribismo y el castigo a Keanu Reeves en Pactar con el Diablo, por pactar con Pacino.


Más benevolentes eran Cómo casarse con un Millonario, cuyo título lo dice todo; otro icono del distrito, el museo Guggenheim, ha sido escenario (y poster) con su espectacular arquitectura de The International.

Y por supuesto, el romance también tiene cabida en un barrio tan high-class como este: aquí aparecían también los amores de películas como Serendipity, Un día Inolvidable, o El Secreto de Thomas Crown.