BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

martes, 27 de septiembre de 2011

MUNICH



MUNICH
2005
DirecciónSteven Spielberg
GuiónTony Kushner, Eric Roth (Novela: George Jonas)
MúsicaJohn Williams
FotografíaJanusz Kaminski
RepartoEric Bana, Daniel Craig, Ciaran Hinds, Mathieu Kassovitz, Hanns Zischler, Geoffrey Rush, Mathieu Amalric, Ayelet Zurer, Michael Lonsdale, Lynn Cohen, Gila Almagor, Marie-Josée Croze, Omar Metwally, Yvan Attal, Valeria Bruni Tedeschi
Premios5 nominaciones al Oscar: Mejor película, director, guión adaptado, edición y música.
2 nominaciones al Globo de Oro: Mejor director, guión adaptado.
Género: Drama Social, Drama Histórico, Bélico, Biografía, Intriga, Acción
LocalizacionesQueens (Gantry Plaza State Park, 4-74 48th Avenue)
Brooklyn (Fort Greene)
SinopsisBasada en hechos reales. Tras el asesinato de varios atletas israelíes por el grupo terrorista palestino "Septiembre Negro" durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, un agente especial del Mossad tuvo que ejecutar una misión altamente secreta: asesinar a los responsables. 

 Crítica:
El Hogar lo es todo
Dentro de las mal llamadas “películas serias” de Spielberg (porque su ciencia ficción es cine social en estado puro), Munich es, sin lugar a dudas, la más valiente de una selección que incluiría el alegato contra el machismo y el racismo que supuso El color Púrpura, el retrato del Holocausto de La lista de Schindler, la denuncia a la esclavitud de Amistad, o el homenaje a los caídos en Salvar al Soldado Ryan. Y es la más valiente porque es la única de todas ellas que, primero, cuenta un conflicto que es hoy una herida abierta, y que, segundo, ofrece una visión menos cómoda que aquellas. Aquí no hay villanos, aquí no hay héroes.

Hay que tener en cuenta también que Munich se realizó y se estrenó pocos años después de la caída de las Torres Gemelas (la subliminalidad de la muerte, en cierta imagen de la película), momento en el que gran parte del mundo occidental demonizaba a cualquier musulmán que andase por las calles. Los hechos que cuenta Spielberg en Munich, le sirven para realizar una reflexión sobre esa herida abierta, enquistada, infectada, para analizarla, para atisbar sus consecuencias; pero en definitiva, para demostrar que el odio sólo genera odio, que la muerte sólo genera más muerte, que la persecución se torna en obsesión y deja víctimas incluso en vida, hombres rotos con poca o ninguna posibilidad de redención.

Era imposible que tanta lucidez no estuviese en un guión firmado por dos maestros, y sobre todo, dos personas tan inteligentes como Eric Roth (Forrest Gump, The Insider) y Tony Kushner (Ángeles en América), capaces de describir un mundo oscuro, difícil, y poblado de conflictos mucho más grandes que las intenciones de quienes los sufren. Al fin y al cabo, todos ellos, en el fondo, sólo son hombres que anhelan un hogar. Hay en sus diálogos, en el planteamiento narrativo de la cinta, tanta cultura, tanta sensibilidad, que es imposible no sentirse pequeño, insignificante, y afectado por esas heridas abiertas que hay en el mundo.

Por supuesto, la cámara de Spielberg se adapta a su historia de manera fascinante. Sus escenas de acción, sus flashbacks, el doloroso tramo final de la película... todo tiene un sello propio pero que a la vez evoluciona en sus texturas, acompañadas por una partitura magistral de John Williams y por un excelente reparto, encabezado a su vez por un soberbio, desgarrador, Eric Bana, en el mejor papel que Hollywood le ha dado, el retrato de cualquier hombre de esta guerra, un hombre que desea un hogar, y que desea vivir antes él que cualquier ideal religioso, pero cuyo papel es asignado como el ancla de un pasado que no nos abandona y de un futuro en el que sólo se divisa la venganza.

Un hombre cuya función se convierte en una obsesión capaz de arrebatarle lo que más quiere. La guerra en estado puro. El odio en estado puro. La venganza en estado puro. No hay héroes. No hay villanos. Todos estamos en ella.

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