BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

jueves, 11 de noviembre de 2010

CRUELES INTENCIONES

CRUEL INTENTIONS
1999
Dirección: Roger Kumble
Guión: Roger Kumble sobre la Novela de Choderlos de Laclos
Música: Edward Shearmur
Fotografía: Theo Van de Sande
Reparto: Sarah Michelle Gellar, Ryan Phillippe, Reese Witherspoon, Selma Blair, Louise Fletcher, Sean Patrick Thomas, Swoosie Kurtz, Christine Baranski, Tara Reid, Joshua Jackson, Eric Mabius
Premios:
Género: Drama Romántico
Localizaciones: Upper East Side (Residencia Merteuil - East 79th con 5th Avenue)
Central Park
Sinopsis: Kathryn (Sarah Michelle Gellar) y su hermanastro Sebastian (Ryan Phillippe), todavía estudiantes de bachillerato en un elitista instituto de Nueva York, deciden hacer una maquiavélica apuesta. Se trata de que Sebastián, un consumado Don Juan, se acueste con Annette (Reese Witherspoon), una joven que quiere permanecer virgen hasta su matrimonio. Si Sebastian pierde, Kathryn se quedará con su Jaguar, pero si gana... la tendrá a ella

Crítica:
Triángulo de pasiones

A finales de los noventa, a raíz del arrollador éxito de la primera parte de la saga Scream, el cine para adolescentes vivió una verdadera era de oro en cuanto a producción y recaudación se refiere. Otro cantar es, desde luego, que la calidad de la inmensa mayoría de esas películas fuese también de oro. Desde luego no fue así, pues se fabricó cine para adolescentes estúpido, repetitivo, sembrado de tópicos hasta el coma, con personajes y situaciones planos...

Pero el filme que nos ocupa no debería caer en ese saco. Primero porque, pese a tratarse de una libre adaptación de "Las Amistades peligrosas" en el Nueva York - Posh de hoy en día, la ironía, la maldad, la venganza, la ira, el amor, y todos los ingredientes del texto original están presentes en Crueles Intenciones. Esta historia de celos es válida para cualquier tiempo, pues el amor y sus locuras son extendibles a todos los siglos, desde panteones y túnicas; a miriñaques y corsés; y a descapotables y trajes de diseño.

Además, visualmente, Crueles Intenciones es bellísima. La propuesta de adaptar tan clásico texto a los tiempos modernos no le resta un ápice de elegancia a sus escenarios, pues aquí Nueva York también es elegante, clasista, frío, repleto de alcobas llenas de rencores. Y la elección de la música, pop moderno, es extraordinaria.

Así como la delicada composición del reparto. Es difícil no parecer un paria asalta camas. Es difícil no parecer una auténtica hija de puta, sin la excusa de la difícil situación de la mujer en su tiempo. Y es difícil no parecer una estúpida virginal en el SXX. Pero Phillipe, Guellar y Witherspoon ahondan en sus personajes de manera tan completa que traen creíblemente, emocionalmente, y desde las entrañas, ese difícil triángulo de pasiones, abocado a la tragedia, tres personas que más allá del tiempo en el que vivan son tan capaces de amar como de odiar, de perdonar como de vengar, y de experimentar las más bajas pulsiones humanas con la elegancia y la frialdad de nobles y reinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario