BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

jueves, 25 de noviembre de 2010

EL PADRINO - PARTE I


THE GODFATHER

1972
Dirección: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola & Mario Puzo sobre la Novela de Mario Puzo
Música: Nino Rota
Fotografía: Gordon Willis
Reparto: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Diane Keaton, John Cazale, Talia Shire, Richard Castellano, Sterling Hayden, Gianni Russo, Rudy Bond, John Marley, Richard Conte, Al Lettieri, Abe Vigoda
Premios: 3 Oscars: Mejor película, actor (Marlon Brando), guión adaptado. 11 nominaciones
Globo de Oro: Mejor película: Drama
Género: Intriga, Drama Familiar
Localizaciones: Midtown (Best & Co; St Patrick’s Cathedral - 5th Avenue; Radio City Music Hall - 1260 Avenue of the Americas con 50th St)
Sinopsis: Don Vito Corleone es el jefe de una de las cinco familias que ejercen el mando de la Cosa Nostra en Nueva York en los años 40. Don Corleone tiene cuatro hijos; una chica, Connie, y tres varones, Santino, o Sonny, como le gusta que le llamen, Michael y Freddie, al que envían exiliado a Las Vegas, dada su incapacidad para asumir puestos de mando en la ”Familia”. Cuando otro capo, Sollozzo, al rechazar el Padrino intervenir en el negocio de estupefacientes, intenta asesinar a éste, empieza una cruenta lucha de violentos episodios entre los distintos grupos.

Crítica:
"Tu paraíso era América"

¿Se puede decir algo de El Padrino que no se haya dicho ya? ¿Se pueden escribir unas líneas sobre El Padrino en las que no aparezcan palabras como clásico, obra maestra, o perfecta? ¿Podrá algún día una película reunir tantas cualidades imperecederas en una misma obra? ¿Hay algún documento histórico, familiar, costumbrista, del cine negro, de la tragedia, del cine en general... que sea tan exacto como esta obra? No, no, no, y no.

Pero escribir, revisar, El Padrino, es una tarea que va más allá de ser un amante del cine. Como tal, creo que yo, como todos aquellos a los que el Séptimo Arte completa la vida, nos vemos obligados irremisiblemente a aprender de cada visionado de El Padrino, y a hacer que éste no se pierda, que llegue a todos aquellos que no habíamos nacido allá por 1972, que llegue a los que aún no han entrado en la familia Corleone, que llegue a todos los que están por venir.

Porque lo que hizo Coppola con esta primera parte de la trilogía, está más allá de la cúpula del arte. Conjugó los elementos propios de la tragedia clásica con el dinamismo del “nuevo cine” surgido en América en la década de los 70, obteniendo como resultado una ópera visual perfecta en cuanto a la forma, y llena de humanidad en todo su fondo.

Y teniendo en cuenta que los nombres de Coppola, Brando, Pacino, Cann, Cazale, Duvall, Keaton, están implicados en una misma película, uno cree estar ante un sueño. Fueron esos nombres los que explotaron un sistema estancado entre el amor por el cine de años atrás y la necesidad de un cambio a la hora de contar historias y cómo contarlas. Por eso me provoca una mezcla entre carcajadas e indignación cuando alguien se ríe hoy de los actores “de método”, pues son ellos los que dieron a luz algunos de las mayores y más grandes personajes de la historia, influyentes en la cultura popular y en la sociedad más allá de lo que ellos mismos hubiesen imaginado; y presentes en piezas de arte que se enseñarán en colegios y estudios por la veracidad con la que trataban los asuntos del alma humana.

Porque de eso habla esencialmente El Padrino: no es sólo una crónica sobre el hampa, es un determinado e incisivo estudio sobre como se sobreponen los humanos, y sobre todo, las familias, ante la fatalidad, sobre el estricto protocolo entre padres e hijos, inundado no obstante por el amor más extremo, sobre la confianza y la confidencia en las parejas, más cuando se avecinan tiempos aciagos. Sobre los lazos que nos unen con nuestros semejantes más allá de la adversidad.

El Padrino habla de todos nosotros, y por ello, esta obra prevalecerá tanto como lo hagamos nosotros.

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