1982
Dirección: Grarme Clifford
Guión: Nicholas Kazan, Eric Bergren, Christopher De Vore
Música: John Barry
Fotografía: Laszlo Kovacs
Reparto: Jessica Lange, Sam Shepard, Kim Stanley, Bart Burns, Kevin Costner, Anjelica Huston, Jeffrey DeMunn, James Karen, Christopher Pennock
Premios: 2 Nominaciones al Oscar: Mejor actriz (Jessica Lange), actriz secundaria (Kim Stanley)
Género: Drama, Biografía
Localizaciones: Theater District
Sinopsis: La joven, bella e inteligente Frances consigue en poco tiempo convertirse en una gran estrella del Hollywood de los años 30. Pero su testarudez, así como su auténtico sentido artístico la hacen enfrentarse a un sistema mucho más cruel de lo que ella hubiera esperado.
Crítica:
Frances: un mundo Hipócrita y Cruel
Frances retrata la vida de la actriz Frances Farmer, poco conocida en Europa pero cuyo recorrido vital merece un visionado de esta cinta, bastante olvidada hoy en día.
La película, suavizada por el tamiz de melodrama hollywoodiense, cuenta el ascenso y caída de Frances, una joven inteligente e independiente que consiguió hacerse un hueco en el Hollywood de los años 30, pero cuya inteligencia, integridad y obstinación, le jugaron una mala pasada que la marcaría de por vida. Reacia a venderse al sistema de contratos de aquella época, Frances apuesta por su amor al teatro y a los personajes reales por encima del dinero que le daba la industria, y por una serie de equivocaciones y de malas decisiones, el mundo que siempre ha rechazado se vuelve contra ella llevándola directa a los abismos de la locura, la decencia y la supervivencia mental.
Más allá de que la película apueste en exceso por el lado sentimental de la historia de Frances Farmer y por el gusto de su puesta en escena, Frances es un interesante retrato de una época y un país que fueron capaces de destrozar el talento y la estabilidad de una mujer. Su lucha contra la vanidad y la hipocresía la convirtieron en una mártir de un sistema social y médico en el que mancharon su nombre, fue violada, lobotomizada, y sometida a tratamientos de electroshock bajo la atenta y condescendiente mirada de su arribista madre y de toda una nación
Pese a que el filme no explote sus posibilidades como denuncia social, la historia mantiene de sobra el interés debido a la sordidez de la misma y, por supuesto, a la labor de Jessica Lange, que por aquella época encadenaba un acierto tras otro (All that Jazz, El Cartero Siempre llama dos Veces, Tootsie, Country, Dulces Sueños), y que en Frances da un verdadero recital de sensibilidad: su retrato es un estado de ánimo constante, en el que la actriz comprende hasta las entrañas el difícil carácter de Frances Farmer y las circunstancias y consecuencias que le llevaron a caer de promesa a juguete roto, mancillado, y humillado, por los miedos y crueldades de una sociedad injusta.
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