BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

martes, 30 de noviembre de 2010

MARIDOS Y MUJERES

HUSBANDS AND WIVES
1992
Dirección: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Música: Varios
Fotografía: Carlo Di Palma
Reparto: Woody Allen, Mia Farrow, Sydney Pollack, Juliette Lewis, Judy Davis, Blythe Danner, Liam Neeson, Lysette Anthony, Ron Rifkin
Premios: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actriz de reparto (Judy Davis), guión
Nominada al Globo de Oro: Mejor actriz de reparto (Judy Davis)
BAFTA: Mejor guión. 2 nominaciones
Nominada al Cesar: Mejor película extranjera
National Board of Review: Mejor actriz de reparto (Judy Davis)
Género: Drama
Localizaciones: Upper East Side
Sinopsis: El anuncio de que Jack (Sydney Pollack) y Sally (Judy Davis), dos de sus mejores amigos, van a separarse provoca una crisis en el matrimonio entre Gabe (Woody Allen) y Judy (Mia Farrow), que poco a poco se van dando cuenta de que tampoco su relación está en su mejor momento. Mientras Jack y Sally tratan de reinventar sus vidas al lado de otras personas, Gabe comienza a flirtear con una de sus alumnas de la universidad (Juliette Lewis) y Judy empieza a sentirse atraída por el nuevo amigo (Liam Neeson) de Sally.

Crítica:
El Amor que disfraza la Soledad

Sin versar acerca del destino y la muerte, como otras de sus obras posteriores, puede que Maridos y Mujeres sea una de las cintas más amargas del genio neoyorquino. Cerrando una etapa en la que el cineasta se arriesgó con títulos plenamente de autor que aspiraban a un aroma, digamos, europeo (Septiembre, Otra Mujer, Alice), con Maridos y Mujeres Allen vuelve a desentrañar las relaciones de un grupo de personas de la ciudad de Nueva York, como hizo ya en, por ejemplo, Hannah y sus Hermanas o Manhattan, pero con la diferencia de aquí las mira desde la objetividad más fría.

De ahí se deduce su estructura, con entrevistas a cámara que formulan preguntas a sus personajes sobre sus motivaciones; pero también esa objetividad y esa falta de condescendencia se intuye en el propio guión. Maridos y Mujeres habla, simple y llanamente, de las estupideces que hacemos cuando estamos en una pareja estable, pero sobre todo, de cómo esos rasgos egoístas pueden dañar a las personas que más queremos.

Hay en Maridos y Mujeres una tensión que no existía en otros de los melodramas de Allen. Todos los personajes, interpretados por un grupo de seis magistrales actores (el propio Allen, Mia Farrow en su última colaboración, Sidney Pollack, Judy Davis, Juliette Lewis, y Liam Neeson), manejan las emociones de sus personajes de manera tremendamente dolorosa, pues el amor aquí no da esa paz tan ansiada en otras películas de Allen, sino que se presenta como un arrebato de furia difícil de controlar, pese a las medias palabras y a los silencios con los que lidian todos ellos.

Los personajes que viven en Maridos y Mujeres saben que el amor aquí es aquello que nos hace mezquinos. El amor aquí es aquello que disfraza la soledad de algo distinto. El amor aquí se comparte, pero sabiendo, en el fondo, que nunca seremos plenos. El amor aquí, sobre todo, nos deja ver la cantidad de tiempo que hemos perdido siendo infelices, y lo difícil o imposible que es ahora recuperar todo ese tiempo perdido.

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