BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

viernes, 19 de noviembre de 2010

SLEEPERS

SLEEPERS
1996
Dirección: Barry Levinson
Guión: Barry Levinson sobre la Novela de Lorenzo Carcaterra
Música: John Williams
Fotografía: Michael Ballhaus
Reparto: Kevin Bacon, Robert De Niro, Dustin Hoffman, Jason Patric, Brad Pitt, Minnie Driver, Vittorio Gassman, Ron Eldard, Brad Renfro, Billy Crudup, Jonathan Tucker, Joe Perrino, Geoff Widgo, John Slattery, Terry Kinney, Bruno Kirby, Frank Medrano
Premios: Nominada al Oscar: Mejor banda sonora original - drama
Género: Drama Familiar, Drama Carcelario, Intriga, Biografía
Localizaciones: Hell's Kitchen
Financial District (Courthouse - 1 Centre St)
Sinopsis: Nueva York, Hell's Kitchen. La iglesia de los Santos Angeles y su escuela eran el centro de la "Cocina del Infierno" en los años 60, y allí podían refugiarse muchos niños con problemas. John, Lorenzo, Michael y Tommy son cuatro amigos que se pasan la vida intentando sobrevivir en un barrio duro habitado por emigrantes y cuya única guía moral es el padre Robert Carillo, un tipo criado en las calles que intenta que no se desvíen del buen camino. Sin embargo, tras una fechoria colectiva en la que casi muere un hombre, los cuatro muchachos son enviados al Hogar Wilkinson para jóvenes.

Crítica:
Venganza

Dentro de la generalmente anodina filmografía de Barry Levinson observamos que siempre le ocurre lo mismo: tiene grandes historias que contar, pero siempre se queda a medias, no se implica, no se tira a la piscina, obteniendo como resultado correctos y fríos entretenimientos comerciales que se ven con facilidad pero pasan al olvido. Ocurría esto con, por ejemplo, Acoso, Esfera, Bandits o incluso Rain Man.

Sleepers es la excepción que confirma – o no – la regla. De imparable éxito comercial y crítico en su momento, Sleepers nos cuenta una historia cuasi bíblica de venganza, una tragedia de resonancias clásicas sobre la amistad masculina, y un verdadero espectáculo cinematográfico en cuanto a la importancia de su historia y en la manera de contarla.

Sin salirse de unos patrones clásicos (o comerciales y convencionales, según se mire), Levinson narra la historia de cuatro jóvenes cuya pérdida de la inocencia (preservada aún en un barrio tan difícil como Hellskitchen) llega a base de golpes que dañan su integridad como personas pero sobre todo el devenir posterior de sus vidas.

Sleepers es una película esencialmente trágica, por ello sus personajes viven marcados por un estigma de un pasado del que no hablan pero no les abandona. Un hecho de un segundo desencadena unos acontecimientos que les persiguen allá donde van, pese a que cada uno de ellos lo encare de una forma diferente. Pero el peso de la historia se condensa con esa rabia contenida que desemboca en una venganza que calmará su sed pero no redimirá sus almas.

Todos los seres que pululan por esta gran historia llevan ese desgarro en el alma que se transmite en unas imágenes de una fuerza brutal gracias a la apasionada cámara de Levinson, que sabe captar ambientes y dotar de un lirismo o tenebrismo excepcionales, pero sobre todo a ese inigualable reparto cuyos intérpretes aparecen con toda esa historia tras sus ojos, los cuatro jóvenes que dan vida a los protagonistas viven una auténtica transformación en su ser, Bacon da su más detestable composición, las escenas de Gassmann y DeNiro tienen aroma a clásico, Hoffman borda una de esas miméticas interpretaciones que tan bien se le dan como abogado alcohólico, Pitt es el que mejor presenta los antecedentes de su personaje con una sencilla pero espléndida caracterización que le fue quitando la coletilla de niño mono, y Patrick consigue que no nos aburramos cuando está en pantalla, algo que no ha vuelto a suceder… son muchas de las cosas que hacen de Sleepers una experiencia única, una gran película de los noventa.

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