BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL PADRINO - PARTE III

THE GODFATHER. PART III
1990
Dirección: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola & Mario Puzo sobre la novela de Mario Puzo
Música: Carmine Coppola
Fotografía: Gordon Willis
Reparto: Al Pacino, Diane Keaton, Andy García, Joe Mantegna, Talia Shire, Eli Wallach, Sofia Coppola, George Hamilton, Raf Vallone, Bridget Fonda, Helmut Berger, John Savage
Premios: 7 Nominaciones al Oscar (Película, Director, Actor de Reparto -Andy García-, fotografía, canción, montaje y dirección artística)
Género: Intriga, Drama Histórico, Drama Familiar
Localizaciones: Little Italy (Elizabeth Street; Bar, 176 Mulberry street and Broome Street; Old St Patrick's Cathedral, 264 Mulberry Street and Prince Street)
Midtown (Waldorf Astoria Hotel, 301 Park Avenue; St Patrick's Cathedral, 5th Avenue)
Financial District (Alexander Hamilton Custom House, Bowling Green)
Upper East Side (Corleone's Apartment, 956 5th Avenue and East 77th Street)
Sinopsis: Michael Corleone, heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny, parece ser el elegido.

Crítica:
La Ópera del Poder

Hay quien piensa que esta tercera parte de El Padrino es la mejor de todas. Otros, la tachan totalmente de innecesaria. Yo, sin pensar ni lo que unos ni lo que otros, creo que nos encontramos ante una obra que no alcanza las cotas de perfección de las otras dos partes, pero desde luego ante una inmensa película, que resuelve el destino de la familia Corleone como no podía ser de otro modo.

Porque el tema de la película subraya y magnifica el de toda la saga: el poder como corrompedor máximo de los hombres. El fin de la vida de Michael, un hombre cuya existencia se ha entregado al alcance y el mantenimiento de un imperio, decisorio en la historia y abocado a la venganza y la soledad. Porque aquel que posee más de lo que cualquiera podría soñar está destinado a volverse o a que le vuelvan loco. Está destinado a ver desaparecer a sus seres queridos mientras él esté protegido por la férrea fortaleza que ha construido. Está destinado a perder el amor, en la vida o en la muerte.

Y este Michael ya no es el mismo. Aquel que vimos en la boda de su hermana, en la primera secuencia del primer Padrino era un joven inocente y apasionado, moral y soñador. Aquí se ha convertido en un humano en peligro, por las amenazan que le acechan y las que él mismo lleva en su ser.

Por ello, El Padrino III supone una recreación grandiosa de Al Pacino, lastrada por el dolor y las ausencias, una interpretación diametralmente perfecta a la altura del Brando de la primera parte y del De Niro de la segunda; y quizá, una de las mejores de su carrera.

Es Él, la música, y el hado operístico y trágico de esta historia lo que la elevan a categoría de clásico, sin alcanzar, sin embargo, la categoría de Obra maestra debido a algún fallo garrafal de casting. No se pueden dar dos personajes de tanto peso, tanta carga dramática, y tan ricos, a unos actores tan pobres como Sofía Coppola y Andy García. Los Winona Ryder y Johnny Deep de la época hubieran hecho maravillas. Pero estos dos intérpretes se saltan a la torera la carga mítica de la historia y la credibilidad en general.

Pero salvando esto, El Padrino III supone un apasionante viaje a los tormentos de la soledad y el poder como causas de la mayor tragedia: perder a los hijos.

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