BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

miércoles, 23 de febrero de 2011

UNA MENTE MARAVILLOSA

A BEAUTIFUL MIND
2001
Dirección: Ron Howard
Guión: Akiva Goldsman
Música: James Horner
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ed Harris, Paul Bettany, Adam Goldberg, Christopher Plummer, Judd Hirsch, Josh Lucas, Anthony Rapp
Premios: 4 Oscars: Mejor película, director, actriz de reparto (Jennifer Connelly), guión adaptado
4 Globos de Oro: Mejor película drama, actor, actriz de reparto, guión. 6 nominaciones
2 premios BAFTA: Mejor actor (Crowe), actriz (Connelly). 5 nominaciones
Género: Drama Romántico, Drama Familiar, Intriga, Biografía
Localizaciones: Greenwich Village (St Mark's Church, 131 East 10th Street)
Sinopsis: John Forbes Nash fue un eminente y excéntrico matemático que descubrió una teoría cuya aplicación revolucionó varios campos de la ciencia, pero su prodigiosa mente sufrió una terrible enfermedad: la esquizofrenia. Con la ayuda de su devota esposa Alice, Nash luchó denodadamente por recuperarse. Tras varias décadas de penalidades, logró superar su tragedia y y en 1994 recibió el premio Nobel.

Crítica:
Lo Extraordinario es Posible

Cuando asistí a la proyección de Una mente maravillosa me parecía estar ante una pieza cinematográfica de los años 50. Su trabajo de época en cuanto a vestuario, decorados, colores, diseño de producción... son tan embriagadoramente exactos que uno no puede más que rendirse ante tal pulcritud. Pero también me pareció una película digna de los años 50 en el modo en que trataba muchos de sus temas. Es decir, en como obviaba los problemas menos políticamente correctos, en cómo priorizaba en el amor (preferiblemente marital), en contra de otra clase de relaciones, en como, en fin, no se implicaba con la historia real de los hechos descritos en pantalla, sin tratar de adornar con moralidad y buenos sentimientos, lo que en realidad era una aciaga historia de soledades, adicciones y conceptos muy lejanos al American Way of Life.

Pero con Ron Howard en el timón del proyecto uno ya debería saber que esperarse. Un drama romántico y familiar con final feliz, muchas lágrimas, y mucho moralismo. Eso es lo que da Una mente maravillosa, pudiendo haber dado una historia, posiblemente mucho más compleja, y con ello más interesante, duradera, menos ingenua. Aunque sería injusto no defender la labor de Howard como narrador. Su dramatismo es compacto, consigue resolver muchos problemas de planteamiento de una manera elegante, bella y apasionante (como las alucinaciones de Nash o cada vez que este establece pautas y fórmulas matemáticas).

¿Es Una mente maravillosa una película merecedora de cuatro Oscar principales? No. ¿Es una adaptación fiel de la dura realidad? No. ¿Es una mala película? Tampoco.

Y si no lo es, aparte de por lo expuesto, es porque contiene unas interpretaciones más allá de la perfección. Harris, Bettany y Plummer son tres actores secundarios capaces de implicarse y poner un peso en sus intervenciones como si fuesen las estrellas. Los tres conmueven e inquietan de manera sorprendente.

Y Crowe y Connelly van más allá de todo trabajo de método, su transformación corporal y su relación emocional, plausibles como la seda a lo largo de todo el metraje, alimentan dos composiciones duras y cargadas de matices y miradas, con emociones y vivencias de los personajes arraigadas en lo más profundo de sus ser, en lo más profundo de su amor. Sus escenas juntos se convierten en las grandes joyas de esta mente maravillosa.

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