BRIDGES. Julio Rojas. Nueva York. 2009.

martes, 17 de mayo de 2011

BUSCANDO A SUSAN DESESPERADAMENTE

DESPERATELY SEEKING SUSAN
1985
Dirección: Susan Seidelman
Guión: Leora Barish
Música: Thomas Newman & Madonna
Fotografía: Edward Lachman
Reparto: Rosanna Arquette, Madonna, Aidan Quinn, Will Patton, John Turturro, Robert Joy, Steven Wright, Ann Magnuson, John Lurie, Anna Thomson, Laurie Metcalf
Premios
Género: Comedia, Intriga
Localizaciones: Theater District (Port Authority Bus Terminal, 625 8th Avenue and West 42nd Street)
Upper West Side (George Washington Bridge)
Financial District (Battery Park)
Greenwich Village (Vintage Clothes Store, 119 2nd Avenue and East 7th Street)
Chelsea (Danceteria, 30 West 21st Street)
Sinopsis: Roberta Glass es una veinteañera que se dedica a leer los anuncios de la sección personal del periódico. En uno de ellos lee que alguien está buscando a Susan desesperadamente. Roberta quiere encontrar a esa misteriosa Susan y así poder alejarse de su marido, un triunfador, guapo y enérgico, que no puede entender los sueños de su mujer. Roberta se ve envuelta en numerosos líos al encontrar a Susan, ya que ésta es una persona que vive según sus deseos y que ve la vida como una gran aventura.

Crítica:
Grunges al Poder

No se le pueden pedir peras al olmo. Teniendo en cuenta que en la carrera la directora de esta película (Susan Seidelam) sólo destacan dos cosas como Buscando a Susan Desesperadamente o Vida y Amores de una Diablesa, uno sabe lo que puede esperar de esta cinta, cuya fama se ha hinchado con los años por la visión particularmente kitsch del Nueva York de los ochenta y por ser una de las pocas incursiones de Madonna en el cine (que nunca fueron demasiado agraciadas, obviando Evita, por supuesto).

El caso es que Buscando a Susan Desesperadamente no aburre, pero cualquier aproximación a la palabra calidad es imposible. Lo que empieza como un auto-chiste a la imagen grunge de Madonna en aquella época, se convierte en una comedia (algo divertida, es cierto) de enredo sobre personalidades confundidas, que con un guión con algo más de empaque hasta podría quedar bien. Pero en el momento en que una supuesta trama de intriga aparece en la función, la película se arruina en el colmo de los absurdos.

Para la posteridad sólo quedará la posibilidad de que Aidan Quinn hubiera sido un ídolo de adolescentes y/o estrella de cine (que no lo fue), la confirmación de que Rosanna Arquette siempre hizo el mismo papel, y los inicios de Madonna en el cine, que no pudieron ser más anodinos.

Eso sí, Into the Groove es un clásico del pop. Algo es algo.

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